viernes, 31 de octubre de 2008

Empezando por el final: la obra


La obra Así nos queme los labios, fue estrenada un 1 de octubre del 2008. En el Galpón, escenario donde ha pasado mucha de la historia teatral de la empinada, lluviosa y tan verde ciudad de Manizales (de mi alma, sí).

La puesta en escena transcurre en el Innombrable, un pueblecillo con luz propia, un lugar lejano y adorado donde nacimos, comimos, vivimos, lloramos y bla bla bla. Como Eduardo escribió. Allí se suceden los desencuentros de aquellos habitantes que después de algunos años, han debido retornar allí para gritar todo aquello que han tenido que callar. Creando su propio ritual, como una interrupción espacio-temporal en el suceder habitual, en una hora y lugar preciso del destino particular. Cada personaje, atraviesa por acontecimientos insospechados que le desdibujan la mirada y a pesar de ello, decide enfrentar y nombrar, aunque le queme los labios.

Pero esta obra fue fruto de un proyecto de características quijotescas: el proyecto Cadáver exquisito. Surrealista, como bien su nombre indica.

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